30 de noviembre de 2006

SEGUNDA PARTE: EL LARGO VIAJE


Capítulos: La primera etapa, Extraño en tierra extraña, Lenguas extrañas, La integración, El parsí, El centinela francés, Los balcanes, Tryavna, El invierno en la casa de estudios, El trigal, La oferta, La última ciudad cristiana.

Lugares: Puerto de Lóndres; Río Támesis; el barco “Queen Emma”, Pueblo de Caudry (Fracia), Aldea de Entburg y Ausburgo (Alemania), Salzburgo (Austria), Hungría, Siofok, Lago Balaton, Novi Sad, Belgrado, Bulgaria, Tryavna, Gabrovo, Gornya,Turquía, Babaeski y Constantinopla.

Personajes principales: Rob J. Cole, el francés y marinero Louis Charbonneau, el escocés Kerl Fritta, Mary Margaret Cullen, Simón Ben Ha-Levi.

Personajes secundarios: Sra. Buffington, Binnie Ross, la pequeña Aldyth, Wulf, el conde de Sigdorff, tabernero Brunn, James Geikie Cullen, los judíos Issachar Ben Nachum, Tuveh, Judah ha-Cohen, Gershom ben Shemuel, Meir ben Asher, Etienne, Gaspar Raybeau, Ezra el herrador, Reb Daniel, Jura Cullen.

Resumen: Rob J., y sus acompañantes inician el viaje a Persía, partiendo del puerto de Lóndres en el barco “Queen Emma”, vía calais hasta Francia. Ese día el mar no estaba en calma y el ambiente era nublado y tétrico, a Rob le recordó los malos momentos de su vida, la muerte de sus mejores amigos y hasta malignos monstruos marinos. Una vez llegó a un puerto de Francia, con ansiedad buscó a alguien que hablara inglés, porque se escuchaba raro el idioma francés. El único en ese puerto que contestó en inglés y que luego lo contrató fue el viejo marinero Louis Charbonneau, quien además hablaba alemanán y otras idiomas y le prometió que le guiaría por francia, Alemania, las altas montañas balcánicas, Tracia, el límite final de Europa y Constantinopla, y finalmente Persia, lugares que después de tracia no conocía muy bien.

Rob J., aceptó y contrató a este guía y le dijo que él era un “cirujano barbero” que viajaba a Persia para comprar medicinas raras y hierbas curativas que serían enviadas a Inglaterra. Rob y Charboneau, iniciaron el viaje a caballo por el territorio francés. En Caudry montaron el espectáculo de siempre y el cual incluía la venta de la medicina “panacea universal” que era lo que más le reportaba ganacias a Rob J, Allí pasaron un buen momento con comida, bebida y otras diversiones. De allí siguieron el camino dejando Francia e internándose en Alemania, y pasando por el territorio del malébolo conde de Sigdorff, o “Imparcial”. Más adelante en el camino se encontraron con tres asaltantes a quienes tuvieron que enfrentar y a uno de ellos matar, pues de lo contrario ellos iban a ser las víctimas. Continuaron su viaje y sus espectáculos por Ausburgo, pueblo alemán en la Frontera con Italia, donde vendieron su medicina, así como en Salzburgo. La bolsa de dinero aumentó, como el conocimiento de nuevos idiomas: francés, alemán e italiano, así como los gastos de comida y provisiones.

En Humgría, Rob J, presentó su espectáculo y vendió la “panacea universal” y prosiguieron el camino con los judíos James Geikie Cullen y su hija Margaret Cullen y con la compañía del escocés Kerl Fritta, quien según Cullen era alemán y no podía confiarse en él, más cuando se le había comentado de los planes de llegar a Persia. En la carabana guiada por Fritta, se destacaba la belleza de Margaret Cullen que siempre iba vestida de negro, como su padre, por lo que Rob J, creía que estaba de luto por alguien y le llamaba la atención que ella hablara “gaélico” un lengua antigua de Escocia y que se pareciera a su hermana Anne Mary. En la carabana un persona sufrió un accidente y llamaron a Rob para que lo curara. Rob conversó con el judío Simón Ben ha-Levi, quien además del francés y el alemán hablaba Parsí, porque era un mercader internacional, como el joven tuveh quien además aprende mandarin para viajar por la ruta de la seda y encontrar a su tío Issachar Ben Nachum quien tiene una sucursal del comercio en Kai Feng Fu. Viajamos también por productos exóticos a Meshed, en Persia. Esto sorprendió a Rob, quien casi imploró al jovén para que se lo enseñara. Simón, comenzó a enseñarle, pero Rob creyó que esa lengua jamás la aprendería por que se componía de puntos y líneas onduladas, como “caca de paloma” decía, pero tendré que aprender porque me servirá en mi viaje a Persia. Simón insistió lo aprenderás.

En Siofok y sobre todo en el gran Lago Balaton, la carabana, Rob y los judíos pasaron un momento inolvidable porque pudieron sumergirse en su refrescantes y frías aguas, como no lo había hecho desde hace muchos meses atrás. Rob J, tuvo oportunidad de conversar más con Margaret cullen y escuchar su segunda clase de Parsí con Simón, quien al igual que otros judíos leía “El Coran” que es también la “Biblia de los Persas”, según Simón. Incluso le leyó un parte importante de El Corán, para indicarle que todos los días hay que dar gracias Dios por sus actos y forma de vida. Rob J, y Simón, cada día se sorprendía el uno del otro, pues Simón además de los idiomas, de leer El Corán y aplicarlo, también sabía de contabilidad y manejaba el “Abaco” de forma magistral, pues tenía que llevar las cuentas de los negocios de su familia. En tanto Rob J., aprendía asidua y ambiciosamente cada día más palabras del Parsí, más de veinticinco díarias.

Le enseñó además la moneda o dinero (“Ras”) de Persia: El Man y sus divisiones: ratel, mescal dirham, dumg y berleycorn. Una noche Rob J, tuvo que asistir a un boyero francés que sufría de unos bultos carnosos en las axilas y le dio dos botellas de “Panacea Universal”, aunque él según le dijo a Simón no estaba seguro de que lo curaría, pues de todas formas el enfermo moriría, igual que le pasaría a Gaspar Raybeau que había peleado con su corpulenta mujer, quien le había rajado el cuello y la garganta. Este último fue enterrado al día siguiente, previa una oración fúnebre en alemán de Fritta. Al siguiente día la caravana llegó a Novi Sad, un ciudad danubiana, en donde se enteraron que un grupo de siete monjes franceses había sido asaltados en el camino a Tierra Santa, por bandidos que les “habían robado, sodomizado y asesinado”. Esto hizo que varios de la caravana abandonaran su viaje, pero Rob, los Cullen, Simón y los judíos continuaran a lo largo del gran Río a Belgrado y luego por las Montañas prosiguieron, cansados y casi exhaustos.

La caravana y al frente Fritta, continuaron por aquellas montañas rocosas y difíciles de transitar, pese a estar transitando por territorio búlgaro, el camino se hacía cada día más insoportable, los caballos y las personas sufría y aveces morían en el camino. Gershom, judío fuerte y progenitor fructífero, también tuvo que pedir ayuda de Rob, para que con el bisturí le sacara la pus de sus bultos entre los brazos y las piernas por la dureza del camino. Rob, solo tuvo entre esas penurias, la consolación de mirar la belleza de Margaret que con su vestido negro ceñido al cuerpo parecía una bruja angelical. Luego al siguiente día, prosiguieron Tryavna, no sin antes Rob J., casi rogarles que lo llevaran ante el Rabbenu (El erudito, el “maestro de maestros”) Shlomo ben Eliahu. Antes de llegar Tryavna, pasaron por Gabrovo, donde miserablemente comieron algo que luego se arrepintió toda la caravana. En Tryavna, Robo J., conoció, conversó y concertó con el anciano sabio Rabbenú, que trabajaría para él a cambio de alimento, vivienda y vestido por algunos días, pues llegaron muy mal de todo. Rob J., en esos días escuchó nuevas lenguas como el latín y el hebreo y observó nuevas costumbres generales, sobre el matrimonio, la sexualidad y sobre todo sobre la religión, y dentro de ésta aprender que “Yahvé” es uno de los siete nombres que tiene Dios y el más sagrado para los judíos. Así mismo que los jóvenes dedican tiempo al estudio avanzado del “Talmud”.

Rob J, pasó en aquel invierno de los balcanes, su primera Navidad al estilo judío como no lo habia hecho en su natal inglaterra. Creía que se estaba convirtiendo en cristiano afable. Utilizaba esos días para hablar en Parsí, con judíos que había viajado a Persia, pero estos sonreían al escucharlo hablar. Simón insistía que su acento de extranjero poco a poco iría desapareciendo. Rob pasó todo el invierno entre judios y sus costumbres. Simón le explicó, entre muchas otros cosas, que los primeros maestros de Mahoma fueron judíos y monjes siríacos cristianos. Los Conocimientos de Simón sobre El Corán deslumbraban a Rob. El luto de James y Mary Cullen, se debía a la muerte de su esposa y madre, Jura Cullen y por eso al haber transcurrido un año después de su muerte, Margaret Cullen, decidió terminar de vestir de negro y consigió el Gabrovo vestidos de color azul marino y otros que la hacian ver más bella. Belleza que admiraba Rob. En el viaje reiniciado por Fritta a Constantinopla, la caravana se detuvo en Gornya, puerta que deja atrás a los Balcanes camino a Turquía. En un buen momento Rob y Mary viajaron juntos en el carromato y se sintieron contentos por hacerlo, pues al transitar por los campos llenos de frutas y trigo se sentián más vivos y jóvenes que nunca, pues Rob tendría 21 años años y Mary casi igual.
De la atracción física pasaron a vivir una lenta pero apasiana relación sexual en la que ambos experimentaron formas nuevas y exhitantes de hacer el amor, al punto que quería cada uno dejar huella en el otro para siempre. James Cullen al ver el amor que sentía su hija por Rob J., le propuso que si se casaba con su hija le daría muchas tierras que tenía en su natal escocia. Rob., lo pensó mucho y le dijo a Mary Cullen que no iría a Malkara, sino a ispahán en Persia para convertirse en médico y no comerciante o terrateniento como le había propuesto su padre. Mary le recordó que ser médico solo era un sueño y que la realidad era ella. Los siguientes días fueron tortuosos para Rob., hasta cuando llegó la caraba a Babaeski, pues pudo admirar filas de camellos,con su dos jorabas cargadas de cebada y supo que se halla a las puertas del paraíso que quería encontrar.

Cuando la caravana llega Constantinopla, Rob se admira de la gran ciudad, los muros, los centinelas, los animales como los elefantes, camellos, etc., y sobre todo de la gente. Es aquí donde Rob tiene que despedirse con dolor de sus amigos judíos y entre ellos Simón de quien tanto aprendió. En ciudad más grande que su natal inglaterra, recorrio parques y calles y descubrió monumentos como el de “Constantino el grande” y muchos otros lugares que siempre lo seguirían en su vida, así como los recuerdos de Mary Margaret Cullen, que lo seguirían hasta en sus sueños.

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